Un viejito está cruzando el paso de cebra, yo calculo, le da tiempo, le da tiempo a pasar sin que tenga que apretar el freno, sí, le da tiempo. El señor empieza a dar traspiés, intentando un correteo como de conejillo asustado. Lleva jersey berenjena y pantalón colgón de pana, con este calor... ¡Y sí! Lo hemos conseguido: no he tenido que frenar y él ha pasado, sano y salvo. ¡Buff!
Lo que no me espera tras pasarle raspando la chepilla, era esa sonrisa desdentada en el centro de una cara llena de arrugas y sonrosada, y ese grito al cielo: "¡Viva la muher! ¡¡¡Valiente!!!"
Ay, si él supiera...
Valentía la justa, el presente es lo único que existe. Llegué al trabajo, sorteé los atascos y aquí estoy.
Viva la mujer.
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