
Siento que de pronto es mi primera vez en todo. Como la primera vez que te metes en el agua y chapoteas como perdida y no sabes para dónde tirar.
Ayer fue la primera vez en dos años que bicicritiqué sin él. y chapoteaba como loca buscándole entre la gente sonriente, y yo también sonreía por fuera, pero por dentro tenía el maldito tapón puesto, en el cuello de la garganta, en el estómago de la tripa. ¿Le veré? ¿Nos abrazaremos entre la multitud? Y no.
Como decía Dostoiewsky éstos quizá sean "sentimentalismos terneriles", así que de momento me quedo con el grito de guerra:
VOY EN BICI TOS LOS DÍAS, MADRE MÍA, ¡QUÉ ALEGRÍA!
...y me monto en mi Jacinta, Alegría entre mis piernas, a recorrerme los caminos que hice con él una y otra vez a ver si acabo borrando su recuerdo y puedo quitarme el tapón maldito.
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