Qué claro es ver que tengo que verme a mí misma, que evidente saber que no sé casi nada y que aún tengo mucho que descubrir. Qué esclarecedor es echar la vista atrás y comprobar que los mayores avances los he hecho yo sola, cuando era libre y cuando era fuerte como una rama floreciendo.
Y qué difícil asumir que otro necesite ser un pájaro para poder verse, cuando es el pájaro que tú amas y a quien tú deseas enseñar el camino de la libertad interior.
Quizás se trate de que algunos pájaros no pueden vivir en el mismo nido...
Cuánto te añoro.
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